Con fecha 20 de agosto el HCD de la FAU aprobó la reforma del calendario académico, medida que fue incomprendida y rechazada por los representantes estudiantiles en el consejo. Posteriormente estas medidas fueron errónea e irresponsablemente comunicadas, propiciando en las redes sociales de la FAU, una ola de críticas, de reclamos insostenibles, que generaron un importante nivel de agresión hacia docentes y cátedras y de malestar y angustia en los estudiantes. El objeto de la presente es contarles, de manera directa, la situación por la que atravesamos como institución e invitarlos a que reflexionen y no se dejen manipular por discursos tendenciosos y malintencionados.

En primer lugar, es prioritario entender, que tanto el dictado virtual como la toma de exámenes a distancia no son obligaciones laborales exigibles a los docentes por cuanto el teletrabajo, no está contemplado en el convenio colectivo de trabajo. Es por ello que la política adoptada por las universidades nacionales fue propiciar, incentivar y apoyar a las cátedras, con el objeto que éstas puedan abordar una eventualidad, para la que no estaban preparadas, ni aquí, ni  en ningún otro lugar.

A pesar del panorama incierto, la FAU no se cruzó de brazos, y desde el primer momento empezó a diagramar, a través de un Plan de Contingencia que tuvo varias circulares, las mejores medidas a adoptar para llevar adelante el dictado del 1º cuatrimestre de un modo no presencial. En ese sentido se prepararon capacitaciones para que los docentes tuvieran mejores herramientas para desenvolverse frente al nuevo desafío que les tocaba enfrentar. Gracias al enorme esfuerzo voluntario de los docentes, y su gran capacidad de adaptación, se mantuvo el dictado de la totalidad de las materias previstas, en un cursado imperfecto e incompleto en algunos casos, pero cuyos resultados cobran magnitud cuando nos comparamos con otras facultades locales y a nivel nacional, muchas aún paralizadas o en vías de arrancar.

Una vez transcurrida la primera etapa de la nueva modalidad avanzamos sobre un nuevo reto académico, los parciales y exámenes a distancia y la nueva problemática pedagógica y técnica que ello implicaba. Se estudió y aprobó un Protocolo FAU, flexible y adaptable a las condiciones particulares, se hicieron pruebas experimentales con alumnos avanzados, y se concretó una primera mesa con la participaron voluntaria de la mitad de las cátedras, creando las condiciones para normalizar la toma de exámenes.

Es importante considerar que, desde un primer momento, todas las decisiones que tomamos fue pensando en los estudiantes, y en las posibilidades de incluirlos y de contenerlos. Al tener que cancelar la 4º mesa de exámenes de marzo, se decidió flexibilizar las correlatividades y con ello permitir el cursado condicional de aquellos alumnos imposibilitados de rendir. Esta medida paliativa, produjo como efecto colateral, un importante aumento en la matrícula de casi todas las materias (Taller duplicó los inscriptos), y posibilitó a los alumnos cursar mayor número de materias que en las condiciones regulares. En particular permitió también la reincorporación de muchos alumnos que habían abandonado la carrera, y que, residiendo lejos de Tucumán y gracias a la virtualidad, pudieron retomar sus estudios y hasta concluir la carrera. Pero, es importante resaltar que la solución de un problema real generó otro importante problema, que fue la sobrecarga del dictado en un momento crítico para los docentes y la institución.

Desde el estamento no docente y debido a la autoexclusión de empleados en condición de riesgo, se redujo seriamente la capacidad de respuesta de todos los servicios de apoyo a la gestión. Con el aditamento de la condicionalidad se produjo una sobrecarga que impactó en todos los procesos administrativos de inscripciones, asiento de notas, etc., dificultando enormemente estas tareas.

Es importante mencionar que, desde el estamento docente, (a través de las opiniones vertidas durante el Seminario de Reflexión del mes de agosto y del aconsejamiento realizado por el Instituto de Arquitectura IDA), se solicitó a la gestión la normalización de los cursados y la eliminación de la figura de alumno condicional.

Todo lo descripto sirve como marco conceptual para entender la compleja situación a la que nos enfrentamos, que nos obliga a reconsiderar decisiones tomadas, a proponer modificaciones al cronograma y avanzar en los siguientes ejes: 

1.  Se establece un nuevo turno de exámenes, que incluye al 100 % de las materias con el mayor tiempo posible de preparación.

2.  Esta nueva fecha de examen, junto a la anterior de agosto, compensa la fecha perdida en marzo, y con ello supera la condición que originó las condicionalidades, restituyendo la vigencia plena del sistema de correlatividades. Cabe destacar que se exceptúan de esta medida a los ingresantes 2020 y a los inscriptos este año a PFC.

3.  Los alumnos no pierden por ello los avances realizados con la condicionalidad, teniendo plazo para validarlos hasta fines del año lectivo 2020, el 31 de marzo de 2021.

4.  Se reprograma el inicio del 2do cuatrimestre, disponiendo para materias teóricas 10 semanas con opción a 2 adicionales en febrero del año próximo, y para taller, de 11 semanas más 3 adicionales.

5.  Se mantiene el turno de exámenes de diciembre.

Sabemos que la medida no es perfecta, y que seguramente no será satisfactoria para todos los sectores, pero también sabemos que no hay soluciones mágicas. Siempre estuvimos abiertos a propuestas concretas, que contemplen la complejidad integral del problema y no solo a reclamos aislados y descontextualizados.

Exigir irresponsablemente más de todo sin reflexión sobre su factibilidad real, criticar ingratamente el esfuerzo voluntariamente realizado por docentes y no docentes para sostener el ciclo académico, es generar un ambiente hostil, de confrontación, que puede ser contraproducente y que puede generar actitudes contrapuestas a lo que se pretende conseguir.

En este sentido, el uso desafortunado que algunos grupos de estudiantes están haciendo de las redes sociales, a través de memes, con los que calumnian gravemente a cátedras y docentes es un tema que nos ocupa y nos preocupa.

Sabemos que está práctica es responsabilidad de un grupo minúsculo de la población estudiantil, pero somos conscientes que su efecto nocivo puede afectar al estamento en su conjunto. Por ello Apelamos a la responsabilidad y a la empatía de la mayoría del estamento estudiantil, para frenar esta actitud cobarde y ruin, propia de las peores prácticas políticas, que puede empujar a todos a replegarse en la defensa de sus propios intereses particulares, abandonando la lucha por el bien común.

Gestión FAU