Patricia Elizabeth Barroso, arquitecta recientemente egresada de la FAU y becaria de investigación, viajó con la delegación de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) que participó la semana pasada de un encuentro en la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca (Sucre, Bolivia), en donde se desarrollaron las XXIX Jornadas de Jóvenes Investigadores (JJI) organizadas en conjunto entre esa casa de estudios y la Secretaría Ejecutiva de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM).

La arquitecta integra un equipo constituido por su directora de beca, la Doctora en Ciencias Biológicas María Leonor Sandoval Salinas que se desempeña en el Instituto de Investigación de Luz, Ambiente y Visión del Conicet y en la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo de la UNT y su co directora que es la Dra. en Medioambiente Visual e Iluminación Eficiente María Silvana Zamora, que se desempeña en el CIIDEPT en el Ministerio de Educación de Tucumán. En las jornadas de jóvenes investigadores presentó resultados preliminares de un plan de trabajo qué se inserta dentro de una beca estímulo a las vocaciones científicas del Consejo Interuniversitario Nacional que recibió durante el cursado de la última etapa de su carrera de grado.

El trabajo presentado se inserta en el Proyecto PIUNT E601 “Nuevas tecnologías aplicadas a la exhibición y preservación del patrimonio cultural material en instituciones públicas” Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Tucumán (CIUNT), Director: Dr. Raúl Ajmat (docente de la FAU).

La Arquitecta Barroso contó que “el trabajo de investigación que está basado en evaluar las condiciones ambientales en espacios de exhibición y almacenamiento en Museos de Historia Natural. Nuestro caso particular de estudio es el Museo de Ciencias Naturales de la Fundación Miguel Lillo, relacionado todo esto con el deterioro de ejemplares biológicos, con un objetivo final que es elaborar una serie de lineamientos de conservación preventiva, que mejoren las condiciones actuales de exhibición y almacenamiento de estas colecciones biológicas”.

Agregó que las consideraciones tuvieron que ver con “analizar desde el emplazamiento del edificio, la constitución de su envolvente para distribución y diseño de los espacios interiores, de interés relacionando todo esto con las condiciones ambientales internas, de temperatura, humedad relativa, intensidad luminosa, cuyas variaciones bruscas pueden generar graves daños, incluso irreversibles en nuestro patrimonio natural”.

Sobre la experiencia realizada en la ciudad de Sucre, Barroso expresó que “haber participado en las jornadas para mí fue una oportunidad muy enriquecedora, en primer lugar porque me permitió conocer un país y una ciudad en donde se observa esta cultura, esa historia y ese espíritu en cada gesto arquitectónico”.

Además, puso en valor como arquitecta “la oportunidad de aprender y al mismo tiempo dialogar, ese vínculo con investigadores de otras disciplinas, no solo de la UNT, sino también de otras provincias, de otros países de Latinoamérica fue muy enriquecedor y me permitió difundir los resultados de un trabajo muy arduo que venimos llevando hace aproximadamente un año. Al mismo tiempo, teniendo en cuenta que yo era la única arquitecta investigadora de la delegación, esto me sirvió como un puntapié no solo para alentar la investigación de nuestra disciplina y nuestra carrera, sino sobre todo, para alentar la difusión de nuestras investigaciones en ámbitos y en espacios como este, en donde no solo se van a generar aportes de otras disciplinas, sino también de otras latitudes. Y eso enriquece mucho a todo el trabajo que desarrollamos durante mucho tiempo”.

Sobre posibilidades a futuro la arquitecta Barroso señaló que “el objetivo futuro es continuar desempeñándome en el ámbito de la investigación. Creo que es un ámbito propicio para lograr ese vínculo con otras disciplinas y que se logren aportes mucho más integrales. A lo largo de todo este año con mi equipo tuvimos la oportunidad de desarrollar ese vínculo, este trabajo”.

Y con una mirada interdisciplinaria la arquitecta busca fortalecer “esa relación entre ámbitos que tradicionalmente no están relacionados, que son la Arquitectura, la Biología y la Ingeniería. Creo que lograr el desarrollo de una arquitectura adecuada que respete, que proteja, que logre conservar adecuadamente todo tipo de patrimonios que alberga o con el que esté relacionado, es fundamental. Sobre todo, para la transmisión de conocimiento a futuro, para nuestro desarrollo científico y cultural como sociedad. Y creo que eso solamente es posible y se alcanza, cuando existen aportes desde distintas disciplinas o distintas perspectivas”.